Si me ves, alguna vez,
más pequeñita de lo que suelo ser, más cerca del suelo, sólo... no te vayas. Quédate como permanece el árbol esperando sus flores caducas. Quédate porque voy a volver como las mariposas que siguen su ruta. Quédate porque no me he ido a ninguna parte. Es sólo que es difícil existir tanto tiempo en mi cuerpo, en mi manera de sentir; la vida desaparece a veces, pero tu presencia tira de mis océanos hacia fuera. Conozco mis caminos, sé volver, y encontrarte no es el lugar ni el destino, es tener la brújula que da la calma a quien está perdido, cuando todo y nada parece lo mismo
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