La intensidad que me lleva puesta, el instinto humano que se defiende de aquello que no controla y que arrasa.
El vinculo que acarrea la posibilidad de ser, de abrir puertas de nuestra propia vulnerabilidad, entregandonos a un otro sin la mismisima chance de volver a ser los mismos despues de cada encuentro.
El vinculo donde se vive tanta necesidad y rechazo a la vez, el que me engrandece y me hace muy chiquitita en el mismo instante, donde el pulso del control y descontrol laten al mismo tiempo.
No soy la misma que antes.
Tuve que atravesar mil muertes para comprender a quien le quiero abrir mi puerta, vi tan de cerca y tan de abajo el lugar chiquito que habia para habitar, que plante arboles para poder respirar.
Ahora, es la velocidad la que me hace sentir viva, la misma que me va matando cada vez y me prometi hacerme cargo de esa propia omnipotencia que me engrandece pero que no me deja ver, me prometi abrir las puertas de la entrega pero sin perderme otra vez.
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