Un elemento muy útil pero poco valorado son las llaves.
Algunos tienen más llaveros, otros solo una llave, tal vez dos. Otros usan una llave para un cajón, para un diario íntimo, para la cerradura de una caja de seguridad, para la puerta de un patio, para la cerrar una reja...
Pero hay juegos de llaves que cierran etapas y acá es dónde soy protagonista sin serlo. Y dónde mis secuelas de corazón roto hicieron su rol de actor principal.
Nunca fui una persona con características para confrontar, siempre fui paciente de los espacios del otro para aceptar situaciones o resolver conflictos, claro que en uno siempre está anto todo el proceso y voluntad de hacerlo.
Pero en esos dias todo era tan confuso que tuve dolor en el pecho, me llene de angustia e incertidumbre, de dudas existenciales de cómo, cuándo y porqué ( otra vez) y culpa,mucha culpa.
Pero para salir de ese hermetismo busque confiar.
Así fue como logré centrarme en que el conflicto principal no era yo, era un otro con un final para cerrar , una historia que me tenía ajena a ideas e intenciones.
Faltaba cerrar la puerta completar lo que hoy es el camino de otra historia. Una nueva, una del 2017 pero que hoy está más vigente y real.
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