Vi lo que haces antes de que se haga de noche, como quien no quiere volver a su propia casa cuando las cosas andan mal.
Te vi lleno de ansiedad y miedo durmiendo al lado mío.
Te vi y me sentí tu peor enemigo.
Encontré tu vulnerabilidad para hacerla parte de mi, llenándome de palabras sensibles de verdad, cambiando tu propia piel por una completamente renovada y sincera.
Entre en tu mirada como nunca lo había hecho, recordando el primer día que te vi, la excusa que invente para hablarte, el día que te llame llena de impotencia por que no podías estar conmigo, las palabras ebrias pero el sentimiento intacto y sobrio de pensarte en otra realidad.
Te vi desconociéndome, asustado.
Como el lobo que se disfraza para estratégicamente atacar.
Mirándote, me desconocí, como si me memoria hubiese quedado presa en mi propio cuerpo, sin poder recordar lo que nos trajo hasta acá.
Hoy estoy abriéndole paso a ese destino que nos cruzo, al que me llevo a llamarte, buscarte y planificar en cada hora espejo que veo.
Hoy te veo en otra piel buscando todo eso que nos trajo hasta acá.
Comentarios
Publicar un comentario